Legislación

A continuación se transcribe una nota aparecida en espectador.com. En ella se detallan las normas vigentes en la República Oriental del Uruguay respecto a la caza deportiva, así mismo se señalan las fechas de las diferentes temporadas de caza para las diversas especies autorizadas y las cantidades de ejemplares que el Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca permite capturar. En la entrevista al Director de fauna, del mencionado Ministerio, se señala, a modo ilustrativo, las sanciones previstas de no cumplir con las leyes vigentes; además de dar cifras respecto.

Para una mayor información suministramos la dirección del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca:  http://www.mgap.gub.uy/renare/AreasProtegidasyFauna/Fauna/Normativa_vigente.htm


Una semana a los tiros

La cacería vive, en Semana de Turismo, una de sus temporadas más altas. Es el pico de una actividad que dura todo el año y que, cada vez más, le proporciona una entrada varias veces millonaria en dólares al país. Y aún tratándose de una actividad regulada, presenta varias dificultades en su control. Entre las especies que se cazan en Uruguay, la del jabalí es paradigmática: se caza todo el año, sin restricciones, pero sigue siendo plaga nacional.

Para muchos, esta semana es sinónimo de descanso. Ir a ver las mal llamadas domas, pasar unos días en las Termas, irse al este a aprovechar los últimos días más o menos templados del año. Para otros, el desestrés tiene otras formas. Tiene más que ver con acercarse corriendo a un monte donde ocho o diez perros están sosteniendo a un animal herido, asustado y peligroso, que puede llegar a pesar 200 kilos y acuchillarlo hasta darle muerte.

En estos días, las armerías ven aumentar su venta de cartuchos entre un 50 y un 60% más de lo habitual.

La cacería es una actividad popular y costosa. Cada vez es más atractiva para los extranjeros, lo que está generando un nuevo nicho para el mercado turístico. Jorge Cravino, director de Fauna del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, nos dijo que de los 3.000 permisos de caza que se expiden anualmente, una amplísima mayoría, estimada entre un 95 y 96%, son para cazadores extranjeros. Esto representa para el país un ingreso al año de unos 20 millones de dólares, según estimó Cravino.

¿Acaso estas cifras muestran que los uruguayos cazan sin permiso? Es una posibilidad. Operadores del sector dijeron que el uruguayo todavía no entiende muy bien eso de tener que pedir un permiso para cazar palomas, por ejemplo. Pero también hay otros factores: plagas nacionales como el jabalí o la cotorra no requieren permiso. Tampoco lo precisan para la caza de cruceras, yararás, víboras de coral o el garibaldino, pero estas ya son piezas menos atractivas.

Pero claro, no es cuestión a salir a matar todo lo que se ponga por delante. ¿Qué se puede cazar en Uruguay en estos días? Jorge Cravino, director de Fauna del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, explicó: "Todo el año, el ciervo axis, que fue introducido por Anchorena desde la India. Solo machos, no se permiten las hembras ni las crías. Luego hay tres especies de palomas, en diferentes cuotas de caza: torcaza, grande de monte y de alas manchadas. La perdiz se puede cazar desde mayo y el pato también. Además, el jabalí es de libre caza".

Aquí están las especies permitidas y demás datos de utilidad para los cazadores:

PERDIZ Nothura maculosa

Permiso de caza valor 2 UR, con vigencia de 15 días.
Cuota 10 ejemplares por día
Temporada 1º de mayo al 31 de julio

PALOMAS (Columbidae)

Permiso de caza valor 2 UR, con vigencia de 15 días y válido para tres especies de palomas.
Temporada 1º de enero al 31 de agosto

Paloma grande de monte Columba picazuro
Cuota 20 ejemplares por día

Paloma alas manchadas Columba maculosa
Cuota 15 ejemplares por día

Torcaza Zenaida auriculata
Sin límite de ejemplares
Caza es también permitida entre setiembre y diciembre, pero sólo en cotos de caza con habilitación oficial.

PATOS SILVESTRES (Anatidae)

Permiso de caza valor 3 UR, con vigencia de 15 días y válido para tres especies de patos.
Temporada 1º de mayo a 15 de setiembre.
Cuota 15 ejemplares por día (sólo 2 ejemplares de Pato Picazo).
Caza no permitida en Lagunas José Ignacio, Garzón, de Rocha, Castillos y Negra, incluyendo sus cuencas.

Pato Picazo Netta peposaca

Pato Cara Blanca Dendrocygna viduata

Pato Maicero Anas georgica

CIERVO AXIS O GACELO Axis axis

Permiso de caza valor 4 UR, con vigencia de 15 días.
Caza habilitada todo el año.
Sólo permitida caza de ejemplares machos adultos.
Cuota 5 ejemplares por permiso.
Transporte máximo permitido: 2 ejemplares

LIEBRE Lepus europaeus

Permiso de caza valor 2 UR
Temporada 15 de abril a 31 de julio.
Sin límite de ejemplares.

(Tomado de la página web del MGAP)

El jabalí no precisa permiso. Pero para el ciervo axis, que como el jabalí es un animal introducido al país por Aaron de Anchorena, sí. Y aquí empieza el juego de las tarifas, los plazos y las cuotas. Los permisos son por 15 días y se expiden en el departamento de Fauna del MGAP y en las oficinas habilitadas del interior. Por ejemplo, para cazar cinco ciervos, se debe pagar 1.280 pesos y para cazar hasta 300 palomas de monte, 640 pesos.

Como explicó el director de Fauna, Semana de Turismo no es fecha para patos o perdices, ni para liebres. Y está totalmente prohibida la caza de carpincho y la mulita, justamente las dos presas preferidas para la cacería comercial informal.

Son inmensa mayoría, casi la totalidad, los permisos pedidos por extranjeros. Los operadores turísticos creen que esto es por una cuestión de cultura. Uno de ellos, Gonzalo López, quien desde hace años organiza en Soriano partidas de cacería para los extranjeros, sobre todo de Estados Unidos y España, interesados en las aves, dijo: "El europeo lo lleva en la sangre. En Andalucía nomás hay 600.000 permisos de caza. Pero el uruguayo no es tan respetuoso de los reglamentos. Aquí todo europeo que viene a cazar tiene su permiso para cada animal. Acá, la paloma es plaga y aún así hay que pagar dos UR. Pero lo que pasa es que ningún uruguayo está acostumbrado a sacar un permiso para cazar palomas, generalmente no lo hace. Falta cultura. En otros países, uno pesca y devuelve al río; acá se tira para afuera. Los cazadores norteamericanos, cuando ven que están llegando a la cuota y se vuelven. Acá, con los uruguayos, eso no pasa".

Y aún para la caza deportiva, hay reglamentos. ¿Y cuáles son esos reglamentos? Además de los permisos para cada animal, respetar las cuotas diarias y las fechas en que está habilitada la caza para cada especie, no se puede cazar desde un vehículo, no se puede cazar por la noche, no se puede entrar a un establecimiento sin el permiso firmado del propietario, no se puede cazar en caminos públicos ni en un radio de tres kilómetros de escuelas rurales o centros poblados. Tampoco se puede cazar en Montevideo o Canelones, según informa la página web del Ministerio. Quien no cumpla estas reglas, se atiene a las multas.

"Las multas son entre 10 y 2.000 UR, según la calidad o el tenor de la infracción. Las sanciones no son solo las multas, también puede haber un decomiso de los vehículos, las armas y las artes de caza. Todo lo que lleve a transportar o conservar los frutos de la caza también son pasibles de decomiso", explicó Cravino.

Pasándolo a números, estas multas van desde 3.200 pesos hasta casi 640.000.

¿Quién controla esto? La competencia es de los inspectores de la División de Recursos Renovables: ocho personas para todo el país. Pero esos son específicos para la caza, ya que la competencia también alcanza a la Policía, que hace la mayor cantidad de procedimientos de ilícitos de fauna. En todo el año, hay unos 600 y 700, aunque no todos significan decomisos. Las fiscalizaciones son 2.000 a 3.000 al año y también interviene Prefectura y la Aduana. Entonces, hay un cuerpo inspectivo grande. Pero en el caso de la Policía, la Prefectura y la Aduana, no están solo para controlar las cazas, es una más de sus obligaciones.

Pero en todo tema que tiene un control hay una evasión. Más allá de entrar sin permiso a los predios, en la Semana de Turismo ya está arraigada la caza de mulita y de carpincho. Es algo –casi- que se lleva adentro, aunque está prohibido desde hace tiempo. Lo contrario pasa con el jabalí. No precisa permiso de caza, no hay límites de ejemplares, no hay una época específica. Se pueden matar machos, hembras y crías. Solo hace falta el permiso del propietario del establecimiento. Es más, el dueño del campo tiene la obligación de combatirlos. Y es allí donde fallan muchos de los procedimientos de control.

Seguramente, cuando Aaron de Anchorena trajo los jabalíes a Uruguay desde el Cáucaso, en la década de 1920, no pensó en la que se venía. El campo uruguayo, las políticas de forestación y la enorme capacidad de adaptación del animal lo convirtió en lo que es hoy: una plaga. Así está estipulado por decreto desde 1982. Se reprodujo, cruzándose con cerdos domésticos, y hoy hay una serie de híbridos por todo el país, con especial concentración en el sudeste.

Un estudio del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) del año 2001, estimó en 2.500.0500 dólares al año las pérdidas que genera el jabalí en la industria ganadera, en particular la ovina. En esta época del año, además, están arrasando con los plantíos de sorgo y soja. Cuando se termine el grano, pasan a las ovejas.

En el caso del jabalí, hay un decreto del año 2004 que dice que el Estado puede acceder a cualquier predio a ver si se hace un control de la presencia del animal. Y de no ser así, puede intervenir y cargarle la cuenta de la cacería al propietario del campo. Esto está vigente, pero no hay un aparato administrativo para cumplirlo, por la falta de personal.

Un conocedor de la materia, Miguel Acosta, alias "Topo", que tiene 44 años y participa en cacería de jabalíes desde los 15, dijo sobre este tema: "Siempre entramos en los lugares con permiso o donde nos llaman. Hay un decreto del 2004 que dice que si uno tiene chanchos jabalíes y no los combate, entonces le dan un tiempo para hacerlo. Si uno no lo cumple, el Estado interviene y lo hace pero a cargo del propietario del campo. (...) Si el chancho se ha expandido como se ha expandido es porque no ha habido controles de los responsables. (...) Una caza no es barata, solo de comida y de bebida, en una semana hay que gastar unos 3.000 pesos".

Ese decreto que menciona Acosta, dice en su artículo tres que todo responsable de los predios que tengan jabalíes tienen que efectuar a su costo la eliminación. En la mayoría de los casos, contratan cazadores para que se encarguen. Si los inspectores del MGAP constatan un incumplimiento, en el artículo cinco se establece que se le dará un plazo de 30 días para poner la situación en regla. Si no, el Estado tomará las medidas –contratará cazadores- y le cargará la cuenta al responsable del campo.

Según Cravino, este decreto fue sacado a las apuradas y sin el aparato administrativo para controlarlo. Entonces, no hay gente que inspeccione si se controla al jabalí. El dueño del campo puede poner excusas: que los peones fueron enviados, poner un solo jabalí colgado al lado de "las casas" y ya eso se considera control. También hay estancieros que no permiten que entren cazadores, ya sea porque no cultivan o no tienen ovejas y no les molesta que algún ternero muera, porque no les representa gran pérdida. En fin, otro ejemplo en Uruguay de una ley vigente y que no se cumple.

Es por eso, que el MGAP intenta otra estrategia: convencer a los productores de las bondades del jabalí para el mercado de la carne y el cuero. "Lo que se piensa hacer es lograr que exista un buen mercado para la carne y el cuero. Entonces, que se cace no porque es dañino sino porque es útil para un movimiento comercial. En Argentina, por ejemplo, se caza jabalí y se hace hasta paté o jamón crudo carísimo, igual que en Europa. Acá no se usa ni el cuero, que es muy útil para marroquinería. Entonces estamos buscando interesados, como frigoríficos y mataderos. La idea es que los estancieros vean al jabalí como un producto de ellos, que les puede dar carne y cuero, como las vacas", explicó Cravino.

Volviendo al tema de la cacería en sí. Quienes son fanáticos de esta práctica dicen que es adictiva. Pasar días en el monte, recorriendo cientos o miles de hectáreas con amigos, junto a una jauría de perros, buscando huellas, soportando lluvia, sol, calor, frío, sin más compañía que las interminables anécdotas que, a medida que pasa el tiempo, se hacen más inverosímiles.

La cacería del jabalí puede realizarse en la modalidad de montería, separándose en grupos y utilizando perros, la batida o la espera.

¿Qué se requiere para la caza del jabalí? Lo explica un experto, el "Topo" Acosta: "Teniendo entre 8 y 12 perros buenos, se para un chancho grande, de 150 kilos, limpio. Lo importante es que los perros tengan experiencia y no lo larguen cuando la agarran. Nosotros estilamos cazar a cuchillo, por lo que es muy importante que los perros no suelten al chancho, porque sino puede atropellar a una persona. (...) Tiene que tener armas largas, una escopeta, un rifle 243 o rifle 2506, que es lo permitido si se tiene guía, porte de armas y tenencia. Ahora, para cazar a cuchillo, no pasa de un Magnum 44 o un Magnum 357".

Según dijeron en distintas armerías, para enfrentar a un jabalí hay que ir pensando en escopetas desde 450 dólares. Cada cartucho para estos animales vale entre 30 y 50 pesos. Es por eso lo que decía Acosta, de lo caro que es este hobbie.

Sobre perros, la mejor prendida la tiene el dogo. El problema es que no es un perro ágil. Es por eso que en Uruguay se lo ha cruzado con el galgo o el cimarrón. Estos animales son los que primero llegan al jabalí, como una especie de avanzada, y luego los dogos más grandes lo prenden. Dicen los cazadores a cuchillo que cuando el dogo "estaquea" al jabalí, la caza ya no tiene ni gracia.

"Perderse, perderse (un perro)... depende si uno agarra un padrillo muy grande y peleador. Hemos tenido problemas con perros que han resultado lastimados y tratamos de arreglarlos nosotros, por eso es importante tener un buen botiquín. Si no, a veces no queda más remedio que llevarlo a un veterinario", dijo Acosta.

El jabalí criollo –que no es un animal puro- es mucho mayor que el jabalí europeo que pesa en promedio uno 90 kilos. Las cruzas han aumentado su tamaño y su agresividad. De todos modos, Acosta señaló que no ha tenido que lamentar la pérdida de perros. Pero lo cierto es que los colmillos del jabalí, que pueden llegar a los veinte centímetros, causan estragos en la jauría. Revistas especializadas, como Uruguay Natural, publican con frecuencia anécdotas de este tipo.

Para muchos cazadores extranjeros, la experiencia de cazar animales más grandes que los europeos, y hacerlo en ambientes naturales, es tan atractivo como para pagar hasta 1.000 dólares por participar en una batida con estos animales, que pueden pesar hasta unos 200 kilos.

Entre sus muchas anécdotas, el "Topo" Acosta recuerda su batida en busca del "chancho fantasma" de Cebollatí: "Fuimos a buscar un chancho que estaba matando ovejas por todos los establecimientos de la vuelta. No encontrábamos rastros, hasta que un perro lanzó un ladrido y llevó a toda la perrada. Pero se escondió en un "sarandizal" y no había caso. Hasta que un amigo pudo llegar y le dio un tiro con un 357, pero fue como no haberlo tocado. Ahí se le volvieron a prender los perros y estuvimos un rato largo para poderlo parar. Finalmente, cuando lo llevamos a la estancia, pesaba 160 kilos limpios. Eramos como siete personas y no lo podíamos sacar del monte".

Caza de plumas. Si bien hay extranjeros que quieren probar las bondades del chancho uruguayo, hay operadores turísticos que aseguran que lo que el europeo prefiere es la caza de plumas. Ellos llegan al país desde mayo, porque el 1º de ese mes comienza la temporada de la perdiz o el pato. Hoy solo podrían despuntar el vicio con la cotorra, para lo que no se precisa permiso de caza y para la paloma.

Si a usted le gusta la paloma grande de monte, puede agarrar hasta 20 por día; de la paloma alas manchadas 15 y sin límites la torcaza. Se puede transportar hasta el doble de la cuota diaria.

Gonzalo López, quien organiza cacerías para grupos de hasta seis extranjeros, cuenta su experiencia: "La mayoría viene a buscar aves porque acá la caza mayor es complicada, y allá están más organizados, tienen cotos de ciervos o jabalíes a los que tratan como ganados. Entonces van a cazar y saben que van a cazar. Acá no se sabe, porque o no se encuentra, o no se tiene permiso, o para donde se tiene permiso no hay animales... acá es todo salvaje".

A tal punto es atractivo, que los extranjeros están dispuesto a pagar entre 180 y 200 dólares por un hotel donde alojarse y entre 180 y 300 dólares para contratar a alguien que les organice una cacería. Un guía con un buen perro, puede llegar a pagarse 150 dólares diarios.

Otros datos de las armerías. Quien quiera incursionar en la caza de plumas deberá pensar en un arma a partir de 150 dólares y un par de cajas de cartuchos, 600 pesos.

Al igual que con los jabalíes, en el caso de las aves también se considera que la cacería es la manera más "ecológica", aunque parezca paradójico, de eliminar la población de animales nocivos para los cultivos. "Cazarlas a tiros es la forma más ‘ecológica’ de cazarlas. Porque acá hay muchos agricultores que aún estando prohibido tiran veneno, porque las palomas en cinco o seis días le liquida toda la cosecha. Entonces, con la caza uno es más selectivo. Porque con el veneno se liquida todo, palomas o cardenales", señaló López.

Para terminar, las que siguen son algunas recomendaciones de la Jefatura de Policía de Maldonado, un lugar muy apetecido por los cazadores, para quienes van a pasar estos días con las armas al hombro:

* Las armas deben estar en sus fundas y descargadas durante los traslados
* La documentación de las armas siempre deberá estar a mano
* También a mano tiene que estar la autorización correspondiente del        propietario del establecimiento, firmada, y los permisos de caza
* Los equipos de comunicación tendrán que estar en buen estado
* Extremar las medidas de seguridad. A más gente en el campo, más posibilidades de una bala perdida.

Publicado en: espectador.com

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